miércoles, 23 de noviembre de 2011

Naatan

       Naatan es para mi una especie de dios. En un mundo caníbal, verle las pupilas repletas de paz e inocencia es reconfortante. No fue´facil llegar hasta el presente. Naatan tuvo que soportar muchas tristezas, la mas dura fue sin duda la perdida de su madre. De mi esposa Nancy no tengo mucho que decir. Lo ultimo que recuerdo es a ella llorando, maldiciendome por haberla convencido de que tuviera a Naatan después de la propagación del Gen Z. Ella se fue en medio de la oscuridad, se desvaneció en las sombras siniestras. Entre el clamor de los hambrientos, creo haber oido la marcha de sus pasos. Cada tanto Naatan me pregunta por su madre. "Ella estará bien" - digo.
      Oh, Nancy. En noches así se me dibuja tu imagen en mi mente. La luna esta llena de luz, brilla Buenos Aires gracias a este farol astronómico. Aprecio hasta el mínimo detalle. Los zombis no. Marchan hasta el hartazgo, son robots putrefactos. Sus gemidos, sus gruñidos, sus peleas cuando encuentran algún animal vivo me desesperan. Aquí mismo tengo un arma con 3 balas. La primera es para Naatan. Antes que estas bestias come carne osarán tocarlo. Lo mataría.

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