domingo, 11 de diciembre de 2011

Noche de Paz....de cementerio.

Ya saben. Resulta que una persona llamada Jesús vino a dar su vida por ti. Éras la escoria, el valet parking que estaciona los BMW que nunca seran tuyos en las fiestas en las grandes mansiones, el bobalicon que oye a tu mejor amigo que , en verdad, te tiene lastima y por eso mismo te narra al detalle como se fornico a la rubia que te excita. Todo eso eras, o aun sigues siendo. No lo se. Solo se que fue un 24 de diciembre. No habrá mas muerte, los seres queridos volverán a la vida. Esa fue la promesa de Jesús de nazáret. De hecho, el mismo resucito y ascendió a los cielos.
Pues amigos, Cristo cumple. Los muertos han resucitado. Los seres queridos han vuelto. No hay duda de ello. En este mes de Diciembre, he conseguido, casi arriesgando mi vida , sacar una botella de champagne. Algun pan dulce que no este vencido, frutas secas, turrones, maníes de chocolate. Me impacto ver en una juguetería unos pequeños tratando de agarrar un buzz lightyear que estaba arriba de la góndola. Por un instante dude de bajarlo. Pero que estúpido soy. Entre Buzz y yo, me devorarían en mil pedazos a mi. No son niños, metelo en tu cabezota - me decía.
Al fin encontré algo que sabia que a Naatan le encantaria. Unos crayones con varias hojas de cartón para que pinte. A Naatan le encanta dibujar, es un buen pasatiempo. Además es silencioso, los juguetes ruidosos eran imanes de no muertos. De ese modo, me escape de esa juguetería ubicada en el ex centro porteño. Mire de costado, y volví a ver esos niños que estiraban sus manitas tratando de alcanzar al inaccesible Buzz Lightyear. Otra vez me agarro ese arrebato de estupidez. Pero no era ser estúpido. De algún modo, no lo hacia por ellos. Lo hacia porque mi. Aunque implicaba arriesgar mi tonta vida, ese Juguete era mas importante para mi que lo era para esos niños perdidos. Fue así que desde la tienda de deportes de la juguetería tome prestada una pelota pequeña. Me tome mi tiempo. Errar es perder mas que el partido. No me olvidaba que afuera había mas zombis hambrientos. Tenía tantos argumentos en contra dentro de mi cabeza. Miles. No me pregunten porque ni como, pero esos niños me recordaban a mi Naatan. Quien sabe si ese Nazareno que resucito ya no lo habría hecho como zombi. Y los relatos escritos por los hombres hace miles de años atrás no lo fueron deformando en un acción lenta, pero perfecta a lo largo de la historia en un Mesías. Acaso no invito a comer su carne y beber su sangre. No es eso el mismo desafío que presento a diario a todos los no muertos de esta podrida y hedionda Buenos Aires.
Mi sacrificio no seria en vano. Arrojar ese juguete tampoco. Resucitaría en menos tiempo que en 3 días. En 15 minutos, un nuevo récord. Resucitaría el humano en mi. Elevaría al cielo mi suerte de plegaria al Todopoderoso. Quien sabe tus planes, ni porque hoy vivimos rodeados de muertos. No fue capricho de Dios. Pero quiza se harto de oírnos. Pero ese pelotazo a la caja de juguete se iba a oír. Bingo. Un golpe perfecto y certero. No pude a quedarme a ver si los niños abrían la caja, o preferían caminar destartalados a mi. Eso al final lo elige uno. Que creer, no. Quiza fue mi débil intento de resucitar el humano en mi. Por un instante funciono. Luego se fue. Cuando llegue a mi morada de momento, abrimos el champagne muy callados. Brindamos en improvisados vasos de cartón de cumpleaños. Diciembre es el mes de los deseos. Pero cuando uno sobrevive todos los días, los deseos están en parte cumplidos. Entonces, lo que eran deseos en la vida anterior, ahora son sueños. Yo los había perdido. Pero por suerte, estaba Naatan con su regalo en mano. Naatan era mi embajador de los sueños. Salud !

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