viernes, 23 de diciembre de 2011

LLuvia de Diciembre

     Un rayo parte el cielo. Divide la negra noche en dos mitades de Nada. Esa luz tan poderosa que fuerza a tapar mis retinas, tan poderosa, pero tan inutil me recuerda mis esfuerzos diarios de sobrebvivir a mi pequeño Naatan. Me pregunto si ese esfuerzo sera en vano. Llueve copiosamente en Buenos Aires. Estoy fumando un cigarro que encontre de milagro perdido en ese Farmacity de Puerto Madero. Con cada pitada, aspiro la triste realidad.
   Desde aqui, se puede apreciar a los no muertos marchando en la lluvia. Es evidente que les molesta mojarse, pero no pueden evitarlo. El agua se acumula en canaletas, forman inmensos charcos de agua sucia. Nadie barre la ciudad. Poco a poco se inunda hasta llegar el agua a los tobillos de los zombis. A excepción de algunas zonas donde veo el agua correr con furia a las bocas de tormenta. Quiza la vista me juegue una broma , pero juraria que veo manos, muchas manos saliendo de los huecos. No es broma, una vez un viejo hincha de Atlanta que me cruce en el camino me lo había jurado. El pertenecia a Metrovias, una empresa de Subterraneos. Juraba que luego del caos , los zombis que estaban atrapados debajo de la tierra, ahora se acostumbraron a la oscuridad. Son como murcielagos , que se adaptaron al habitad. Debe ser ese motivo el que los hace esconder sus manos frente a los relampagueos constantes. Hijos de la oscuridad, huyen de la luz.
     Aun no he terminado mi cigarro. Naatan duerme abrazado a un oso de peluche. Ni se ha mosqueado por los truenos. Que sana envidia le tengo. He dejado de dormir hace mucho tiempo. No dormia cuando el nacio, mucho menos ahora que todos murieron. No se si la lluvia me ha vuelto estupido o que, pero se me ocurre que somos como hijos de la luz, o que somos portador de relampagos. Esta ciudad ha caido en gracia, los ojos de dios se han ido de aca. Esta energia que mueve a toda esta podredumbre, no es precisamente "Divina".
    Mis ojos han visto muchas cosas raras. Aun recuerdo a ese sacerdote que recojimos camino a Miramar. En ese momento con mi esposa creiamos que cerca del Mar no habria infectados. En el camino un sacerdote hacia dedo, y por insistencia de mi mujer lo hicimos subir al coche. Este nos narro un cuadro dantesco.
       Nos conto de un exorcismo de una niña de 12 años. Rosana, una pequeña de un pueblo cerca, Choele Choel. Cuando el toque de queda ya era inutil, o demasiado tarde, la niña totalmente atada a la cama, invocaba demonios en latin. Sus ojos desorbitados, y su boca babosa, exudaba comentarios impropios, insultantes y maleficos. La voz que emitia de su garganta era gruesa, firme.
        El sacerdote juraba que ese ente que se había apoderado de Rosana, estaba relacionado con los zombis. Muchas de las palabras que decía eran inentendibles, pero solo una puedo interpretar el enclenque sacerdote:

"Hijos del Hades, preparen el Reino de Beelzebu"---

       No sabre nunca si esas palabras eran ciertas, o fueron producto del miedo de ese sacerdote. Pero cuando pienso en que fuerzas son las que mueven esta horda de demonios avidos de carne fresca, la idea pareciera encajar. Hasta una vez el sacerdote trato de exorcizar sin exito a un zombi, según contaba. El cigarro se acabo. Sigue lloviendo fuerte. Es hora de aterrizar, y finalizar estos vagos divagues. Mi niño duerme, mi Naatan descansa. Me han dado unas ganas tremendas de abrazarlo.

[El posteo de este blog es de mi exclusiva autoria. Se prohibe la copia o divulgación de dicha información sin mi autorización siendo una violación de la ley de propiedad intelectual ]
     

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